Por más que evolucionemos, más modernos nos creamos, sustituyamos las palabras en castellano por palabras en inglés, vayamos en coches que se conducen solos (esto hay que pulirlo bastante), los gin tonics parezcan ensaladas y no una bebida…
LOS HUMANOS NOS REPETIMOS COMO EL AJO.
Todo en esta vida son ciclos.
No, hoy no pretendo ir de Paolo Coelho.
Pero es que lo que te pasa a ti, antes ya les ha pasado a muchas personas.
Afortunadamente para ti.
Grandes crisis, guerras, pandemias…
Todo esto que parece que nos ha tocado vivir, si echamos la vista atrás veremos que ya ha pasado.
Es más, no hace falta que vayamos a esos datos tan globales.
Vamos a estudiar nuestras familias.
El sermón que te soltaban tus padres es el que les vas a soltar tu a tus hijos.
Cuando pilles un paquete de tabaco a tu hijo, este te dirá que es de un amigo y que se lo está guardando.
El día que para comer haya algo que no les gusta a tus niños, el perro no va a querer su pienso.
El día que tu criatura llegue de madrugada, y no pare de vomitar será culpa de la cena que le ha sentado mal.
Si tu abuela hacía la tortilla de patatas sin cebolla, tú la harás sin cebolla. A no ser que la abuela de tu mujer la hiciera con cebolla, si es así, nunca más la volverás a comer sin cebolla, al menos en tu casa.
Lo que te consentían tus abuelos y jamás te hubieran consentido tus padres, es lo que le van a consentir tus padres a tus hijos.
(Coño, está me ha tocado leerla un par de veces a ver si lo escribía bien.)
Es lo que hay, está todo inventado.
En el mundo del marketing siempre hay que sacar algo nuevo.
No es para menos, hay que justificar esas facturas de varios miles de €.
Fórmulas, plantillas, estrategias novedosas, nombres…
Es todo mucho más sencillo.
No es algo que te diga yo porque hoy me he levantado con esta pedrada.
Bob Hoffman, un prestigioso publicista estadounidense lo tiene claro:
«Los especialistas en marketing habitualmente sobreestiman la atracción de cosas nuevas y subestiman el poder del comportamiento tradicional del consumidor»
Se clásico en lo que se refiere a ventas, luego vístete si quieres como los de Locomia.
Investiga mucho a tu posible cliente y dile de una forma simple y clara los beneficios que obtendrá si te compra o te contrata, y no le compliques.
Tan simple, y a veces tan difícil si no sabes cómo decírselo.
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Esto es todo por hoy querido suscriptor.
Tu Dr. Pepe Persuasivo.
P.D. Conversación entre enamorados.
— Quiero verde amor.
— ¿Verde?
— “Verte” es el autocorrector.
— Pues desactívalo.
— Lla, hay mejor haci, zi lo uviera kitao desde anthes.