Durante muchos años trabajé como asesor financiero en una de las principales agencias de valores de España.
No te dejes engañar por el nombre, era un vendedor.
De productos financieros, pero vendedor.
Igual que los del banco, ellos también son vendedores.
Ahora incluso les hacen vender alarmas, así que les guste o no, son vendedores.
Durante esa época me tocó dar formación a clientes, formación tanto sobre cómo funcionaban los distintos productos financieros que podían contratar, como del manejo más práctico de las plataformas, por si ellos mismos querían realizar las operaciones.
A partir del año 2008, cuando ya explotó toda la burbuja inmobiliaria y nos vino encima la crisis, fueron muchos, pero muchos, los que se acercaban solicitando información para dedicarse a ser traders.
O lo que es lo mismo, operar ellos con su cuenta y vivir de eso.
Imagínate, gente que no sabía prácticamente diferenciar renta variable, de renta fija, y querían colocarse delante de 4 pantallas de ordenador, a comprar y vender productos financieros para sacar una rentabilidad que les permitiera comprar un yate y un Ferrari en poco tiempo.
Claro, con un capital de no más de 10.000 € en el mejor de los casos.
Otro dato curioso, la mayoría al ver que eso era imposible, se pasaban al plan B, dar formación.
De toda la gente que me tocó formar, por supuesto que hubo algunos que eran buenos y podrían haber hecho carrera.
Recuerdo especialmente uno de mis alumnos de la Universidad de Deusto.
Un chaval joven, que le apasionaba todo lo que estuviera relacionado con la Bolsa.
Después de cada clase teníamos largas charlas sobre el por qué de los movimientos del mercado esos días, y jugábamos un poco a adivinos.
Estaba tan motivado que le invité a que se abriera una cuenta con dinero real, y empezará a operar.
Que empezará a sentir todas las sensaciones que le iba a tener al operar con su dinero.
Y así lo hizo.
Durante 6-8 meses estuvo operando cada día, y llegó a tener una rentabilidad de un 3%.
Hasta que se cansó y lo dejó todo.
Toda esa pasión por los mercados financieros había desaparecido, y su sueño de trabajar en eso se había esfumado.
Obviamente me sorprendió ese cambio tan radical, y quise averiguar qué había ocurrido.
Su respuesta venía a decir algo así:
— Llevo casi 8 meses metiendo un montón de horas, y el beneficio que he sacado es de 6€.
Le intenté hacer ver que era de los pocos que no había quemado su primera cuenta, que se olvidará si eran 6€ o 6000€, él tenía que ver la rentabilidad.
Pero lo tenía claro, se había cansado, y ya no le motivaba.
El motivo está muy claro, le pasaba a la gran mayoría.
Querían empezar a ganar dinero desde el primer mes.
Y por supuesto no 6 €, mínimo 2.000 € al mes.
Como a muchos, le faltó paciencia.
Esta falta de paciencia la veo en emprendedores que empiezan con su proyecto, e incluso con empresas que llevan mucho tiempo en el mercado.
Los resultados no vienen de un día para otro, es cuestión de ir trabajando día a día.
La buena noticia es que algo que puede acelerar tus lanzamientos es sin duda una buena estrategia de copy.
Pero ten claro una cosa, los milagros no existen.
Y otra cosa, fijarte en la persona o empresa que ha conseguido romperlo en eso que quieres dedicarte está muy bien, pero si ha llegado ahí no lo ha hecho de un día para otro.
Si te gusta el copywriting puedes fijarte en Isra Bravo, pero piensa los años que le ha costado llegar al punto en el que está hoy en día, eso no se logra en un año.
Constancia y paciencia.
Si quieres saber cómo, pide tu consulta privada aquí, aquí o aquí.
Tu Dr. Pepe Persuasivo.
P.D. Te das cuenta que no eres uno más en tú familia cuando te dicen, saca la foto que así salimos todos.