Nos pasamos la semana esperando que llegue el finde para ir a la playa.
Lo normal es que haga un solazo toda la semana y el finde malo.
Pero este año, el litro de agua de lluvia podría estar al mismo precio del de la gasolina.
El lugar en el que vivo es un auténtico lujo.
Ese, que los sábados y domingos por la mañana de verano los coches se quedan atrapados en divertidos atascos, para repetirlo el domingo por la tarde.
Estoy en ese sitio que mucha gente de Barcelona viene para pasar su día de playa.
Una vez hecho ese trayecto, que un día normal lo harían en 30’, pero que el día de playa si lo hacen en el doble pueden estar contentos…
…toca aparcar, ya se pueden olvidar de aparcar cerca de la playa, ni pagando.
Total, qué más da, solo llevan la nevera, la sombrilla, la tabla de padel…
No importa que toque aparcar lejos.
Guay, 1:30 después de salir de casa ya empiezan a tocar arena.
Ahora hay que decidir el sitio ideal dónde colocar toda esa logística.
Tarea nada fácil tampoco.
Decidido, ese es el mejor sitio posible.
Tranquilo, no tardarán mucho en venir alguien y joderlo.
Parece que no hay más playa que ese huequecillo que hay a su lado.
Ya están todos, ahora hagamos una radiografía de los que hay alrededor.
En frente una pareja de chavales jóvenes que han pensado que mejor ir a la playa a dormir que a casa. La noche será dura.
En un lado, una pareja con dos niños pequeños, discutiendo a ver quién va al agua con el mayor y quien se queda con el pequeño jugando en la arena.
Al otro lado dos matrimonios, podríamos decir ya veteranos. Estos con un nivel superior en cuanto utensilios de playa se refiere. Todos en sus sillas alrededor de una mesa, metiéndose un festival que ni en una boda.
Un poco más lejos, tres chicas jovencitas tumbadas boca abajo negras como el carbón, pero seguro que ellas todavía no se ven morenas.
Yo veo esto, y te aseguro, que menos felicidad veo de todo, pero supongo que, como la penitencia, la felicidad la llevamos por dentro.
Vamos a ponernos felices y ver cómo conseguimos vender más.
Tenemos que escribir a nuestros posibles clientes para que se hagan la idea que nuestro producto o servicio es tan bueno como pasar un día en la playa.
Si no les gusta la playa tendremos que hacerles ver que es tan bueno como eso que tanto les gusta, investiga el qué.
Una buena historia es la mejor manera para que se hagan ese dibujo mental.
Feliz lunes, ya queda menos para que sea sábado y poder ir a la playa.
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Tu Dr. Pepe Persuasivo.
P.D. Para que nunca más te confundas:
El software es lo que insultas, y el hardware lo que golpeas.