Seleccionar página

El producto, el producto, el producto…

 

No sé la de veces que he escuchado, eso de:

 

“Mi producto es el mejor”

 

 

 

Me alegro de qué lo creas, de hecho, todos los que emprendernos algo es porque creemos que podemos mejorar algo que ya existe, o porque nuestro producto es la leche.

 

Pero si el éxito solo dependiera del producto, habría más autónomos y menos funcionarios.

 

 

 

Obviamente, un producto bueno tiene más posibilidades de triunfar que uno malo, pero no será la primera vez que un producto malo triunfa y el bueno no.

 

 

 

No dudes que si tienes un parecido a Bradd Pitt lo tienes más fácil que si te contratan como doble de Pablo Iglesias.

 

 

Pero cuidado…

 

 

Si ya empiezas a disfrutar más del domingo por la mañana, que del sábado por la noche, seguramente te suene Pedro Ruiz, presentador de radio y televisión, actor, escritor, cantante y humorista que tuvo su pico de éxito allá por los 90-00.

 

Bueno, gustos colores, pero Pedro Ruiz precisamente atractivo pienso que no es.

 

Si buscas un poco, verás que siempre ha tenido unas parejas muy guapas.

 

Ahora me dirás…

 

…claro, es feo, pero es famoso, tiene éxito, dinero…

 

Ok, te lo compro, pero él (el producto) es feo.

 

 

 

 

Luego viene con uno, o varios complementos que lo hacen más atractivo, para unas será su dinero, para otras su fama, y para otras nada de eso, y se enamorarán de él como persona.

 

 

Estoy seguro de que tu producto o servicio es la caña de España.

 

Pero aun siendo la bomba, necesitas venderlo bien.

 

Porque si no llegará otro con una mierda que no tiene nada que ver con el tuyo, y puede vender más.

 

Y eso no nos engañemos, eso jode.

 

 

 

 

Para que veas que hasta lo más absurdo puede venderse como churros, Inés Diaz hace poco habló de este tipo, y realmente me dejo alucinado lo que logró un tal Gary Dahl.

 

 

 

El tal Gary, después de escuchar en un bar a unos hablando sobre sus mascotas, y de todos los inconvenientes que conllevaban como tener que sacarlas a pasear, veterinarios, pienso…

 

No se le ocurrió mejor idea que vender rocas que encontraba junto a las márgenes de ríos, empaquetadas en una caja de cartón rellena de paja.

 

No busques tres pies al gato, no los hay.

 

Una caja, y dentro de la caja una roca.

 

El tío no es que tuviera éxito, es que se hizo millonario.

 

 

Aquí tienes un claro ejemplo que no hace falta romperse la cabeza a ver qué puedes inventar.

 

 

Ya sabes, no basta con ser bueno, hay que parecerlo.

 

 

Te deseo un feliz fin de semana.

 

 

P.D. Si tienes dudas si te estás vendiendo realmente tu producto y quieres repasar tus textos, ya sabes dónde estoy.

error: Content is protected !!