Seleccionar página

Gracias a un amigo en común, me pusieron en contacto con un emprendedor que va a lanzar un nuevo proyecto.

 

 

Este amigo común, me paso el teléfono de esta persona y me dijo que le llamara.

 

 

Yo que soy muy obediente así lo hice.

 

 

La conversación por teléfono ya no fue del todo como yo esperaba.

 

 

Para ver si realmente podía ayudarle, le dije que me explicará un poco sobre su proyecto, y en qué creía que yo podía ayudarle.

 

 

Si estás empezando en el mundo del copywriting, te recomiendo mucho que antes de ir a una reunión, el primer paso sea el de hablar con esa persona y que te explique qué espera del copywriting.

 

 

 

No sea que te digan que quieren registrar una marca.

 

 

 

Así que antes de perder el tiempo, filtra bien a tus clientes.

 

 

 

 

Yo lo intenté como te digo por teléfono, pero no me lo quiso contar ya que es un proyecto muy bueno y novedoso, y prefiere contármelo en persona.

 

 

 

Bueno, por referencia a ese amigo común, y a que el punto de convocatoria estaba a 5 minutos andando de mi casa, decidí aceptar.

 

 

 

Llega el día y la hora.

 

 

Imagínate, yo estaba superintrigado con lo que me iba a presentar.

 

 

Como mínimo iba a conocer al fundador del próximo Instagram, Tik Tok, o Tesla.

 

 

 

Ya cuando nos encontramos y nos sentamos para tomar un café y me contara, la primera impresión me decía que no era Elon Musk ni Mark Zuckerberg.

 

 

Pero ya sabemos que las apariencias engañan.

 

 

Aunque muchas veces no.

 

 

Total, que nos sentamos y me empieza a explicar su proyecto.

 

 

Coño, coño, coño.

 

Que diría Victor Küppers.

 

 

 

El tío era un motivado de la vida, pero yo veía que todo lo que me estaba explicando hasta el momento, de novedoso tenía lo que una película de Pajares y Esteso.

 

 

Y llego el climax…

 

 

Por fin llega el momento en el que explica su producto revolucionario.

 

 

Estaba creando una marca de ropa para adolescentes.

 

 

¿Qué?

¿What?

¿Cómorrrr?

 

 

¿Cómo se te ha quedado el body?

 

 

Seguro que igual que yo, te estás tirando de los pelos de cómo puede ser que no se te hubiera ocurrido a ti.

 

 

Se me bajo todo de golpe, sin necesidad de darme una ducha de agua de fría.

 

 

Porque es lo que había, no había más, no es que las prendas fueran para el metaverso, o fueran prendas en 3D u otra alternativa moderna digital.

 

 

Ni siquiera el nombre, camisetas, sudaderas y gorras.

 

 

 

La gran revolución es que ponía un trocito de tela en la manga para que puedan escribir.

 

 

 

Bueno, vale, ¿y ahora qué?

 

 

— ¿Cómo crees que puedo ayudarte?

 

— Necesito un logo, una web, y que me lleves las redes sociales.

 

 

 

Joder, joder, joder…

 

 

La cosa estaba yendo a peor por momentos.

 

 

 

Me estaba cagando en ese amigo común y todo el que estuviera cerca de él.

 

 

 

 

— Yo no soy diseñador, ni diseñador web, ni llevo redes sociales. Yo puedo ayudarte con los textos de tu web y campañas de email.

 

— No, los textos ya los hago yo.

 

— Pues ha habido un malentendido, si me lo hubieras explicado por teléfono, te hubieras ahorrado el café.

 

 

 

Le tenía que soltar la pullita, la conversación profesional quedó aquí.

 

 

Ya estaba claro que no íbamos a trabajar juntos.

 

 

 

Pero en los 5 minutos más que estuvimos le pregunté por la acogida de su producto.

 

 

Pues resulta que el tío va a meterse en un mercado, en el que sin ser yo un experto, creo que competencia algo hay, y no ha hecho un estudio previo con un producto viable mínimo.

 

 

Se ha tirado a la piscina haciendo un mortal, y la piscina tiene pinta de estar vacía.

 

 

 

De esa conversación, me daría para escribirte muchos emails.

 

 

Sobre todo, de cosas que NO debes hacer.

 

 

No soy quién para dar consejos.

 

 

O sí.

 

 

Pero te aseguro que me la he pegado muchas veces.

 

 

Y nos guste o no, cómo decimos coloquialmente…

 

 

Aprendemos a base de hostias.

 

 

 

No te pongas a gastar un dineral en hacer una web, un diseñador, comprar stock de camisetas, sudaderas, gorras…

 

 

Si no sabes si hay alguien dispuesto a pagar por tu ropa.

 

 

Y no me refiero a que tus amigos, familiares o conocidos te hayan dicho que qué pedazo de idea has tenido, que la ropa es chulísima.

 

 

De ellos no vas a vivir.

 

 

Vas a vivir del resto de los desconocidos que tienen que comprarte.

 

 

Tenemos la suerte que hoy antes de lanzar podemos probar si nuestra idea puede ser viable. 

 

 

Si no quieres un logo o una web, pide tu consulta privada aquí, aquí o aquí.

 

Tu Dr. Pepe Persuasivo.

P.D.     — Tiene usted una enfermedad grave

            — ¡¡Dios mío!! ¿Voy a morir?

— No se preocupe, se cura comiendo, bebiendo sano y haciendo ejercicio.

            — ¡¡Dios mío voy a morir!!

error: Content is protected !!